Cerebro de los equipos uruguayos campeones de los juegos olímpicos de 1924 en París, y 1928 en Ámsterdam. Jugó en la Copa Mundial de 1930 a los 29 años, lejos de su mejor forma, más bien lo suficiente para ayudar a la celeste a conquistar el título mundial.
Alcanzando la gloria deportiva durante los Juegos Olímpicos de 1924 pasó de Bella Vista a Nacional, donde jugó desde 1924hasta 1930, siendo figura descollante de la Gira europea de 1925 y la gira por Norteamérica de 1927, obteniendo el Campeonato Uruguayo de 1924. Después del Mundial de 1930 pasó a Peñarol donde jugó hasta 1935, obteniendo el primer certamen Uruguayo del Profesionalismo en 1932 y también el título de 1935.
Luego jugó en Argentina, en el club Atlanta y en Argentinos Juniors, retirándose definitivamente de la práctica deportiva jugando por el Montevideo Wanderers.
Fue un entusiasta del carnaval y tocaba violín y tamboril en la vida nocturna montevideana. Llegó incluso a bailar el tango con la famosa Joséphine Baker en su estadía en París.
Murió muy pobre y ciego en el asilo Piñeyro del Campo, casi olvidado de todos, a los 56 años de edad. Su sobrino, Víctor Rodríguez Andrade fue campeón mundial con Uruguay en 1950.
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